Orígenes remotos de los ritos y fiestas de Toros

Se trata de un ritual que entraña riesgo y emoción, de una antiquísima práctica que se encuentra junto con alguna otra suerte taurina popular en los orígenes de la tauromaquia. Consiste básicamente en la suelta de un astado sujeto por una o varias cuerdas, sogas o maromas con el fin de controlar sus evoluciones y acometidas o embestidas.

Desde la noche de los tiempos el hombre ha tratado de desafiar y jugar con el toro, de medirse y desafiar la fuerza y fiereza de éste, de hacerle frente y de asumir un riesgo a cuerpo limpio. Originalmente estos “juegos” en el mundo mediterráneo fueron funciones que tuvieron un significado religioso y sacrificial. En las culturas mesopotámicas, pasando por Egipto, Grecia y Roma al toro se le entendió como un elemento sacralizado. 

En la mitología, que viene a representar el inconsciente colectivo de los pueblos, los toros tienen una importante presencia.

Lo encontramos así unido a ritos solares y de fecundidad o fertilidad en las funciones y rituales religiosos y lúdicos de las antiguas culturas y civilizaciones. Sin embargo, ya en el mundo romano muchos de estos rituales religiosos y sacrificiales perdieron su significado, en gran parte por el abuso que se hizo de ellos al generalizarse y llevarse a cabo con cualquier pretexto o celebración. Al convertirse en espectáculos lúdicos se descontextualizaron, y llegaron a perder gran parte de carga religiosa.