En el festejo del toro Enmaromado de Benavente es únicamente una res la que se corre por las calles de la población, y siempre tradicionalmente el miércoles de la semana del Corpus Christi. Un factor importante es el cuidado que se toma en la elección del toro, que tirando de una maroma atada a la cornamenta ha de ser corrido por las calles de la ciudad. Para este cometido varias personas, entre las que no suele faltar algún sobresaliente o entendido se desplazan a la dehesa, donde eligen el toro que debe reunir determinadas propiedades y características.
En cuanto a las características de la res, según revela la documentación más antigua, para la elección del astado se optaba por un toro manso o lo que taurinamente llamaríamos “bravucón” o de “media casta”. Si bien es cierto que en estas primeras partidas de gastos de fiestas los documentos hablan de “buey”, es presumible que se refieren o designan con esta expresión a igualmente a un toro. Esto era muy frecuente en la época y que es una forma de designar ponderativamente a la relativa bravura del toro. Este término así empleado se continúa utilizando en tauromaquia.
Tal es así que durante algunos años se emplea el término buey y toro indistintamente para designar al astado. Así en 1759 en las cuentas de la mayordomía de los propios se señala a la hora de detallar las partidas de gastos de la fiesta: “dos reales a los mozos que llevaron la maroma al buey como es costumbre”. Ese mismo año, en el memorial dirigido a los señores Justicia y Regimiento de la Villa, se hace súplica para que se entreguen “cien reales de vellón del toro que se corrió en la función del Corpus Christi del año cincuenta y cinco”
La existencia de varias ganaderías, en las inmediaciones de Benavente y en diferentes puntos de su comarca, algunas de ellas gozaron de cierto renombre, posibilita durante siglos la elección y traslado de la res desde ganaderías próximas. Los Pimentel, conde de Benavente, disponen en varias de sus fincas ganaderas y terrenos adehesados de sus montes y prados de una nutrida cabaña de reses de vacuno. También algunas instituciones poseen en su territorio cabañas de ganado que en ocasiones suministran los toros y novillos para las carreras y suertes o juegos taurinos, como son el Monasterio de Moreruela. En algunas ocasiones se encuentra documentado que los toros se traen de otras comarcas vecinas como Sanabria, Carballeda o Tábara. las reses que se reservan o destinan En mu en época contemporáneas, siglo XIX y primera década del siglo XX habitualmente esta selección se realiza por comisionados del ayuntamiento entre las ganaderías de la zona, generalmente en las del Conde de Patilla, Gutiérrez, Sánchez de Carreros, Escribano, Valle, etc.
Estos preparativos se ponen de manifiesto en los libros municipales, así en 1896 “Se acordó autorizar a la comisión de fiestas para que se ocupe de la adquisición del toro bravo que se ha de correr en la víspera del Santísimo Corpus Christi”. Así mismo, se manifestó a la Corporación que “la comisión de fiestas había adquirido un toro bravo que se ha de correr la víspera del Santísimo Corpus Cristi, de la ganadería de D. Juan Sánchez de Carreros por 1.000 pesetas sin descuento alguno y a condición de ser conducido encajonado”. Lo cual nos revela tanto la ganadería de donde procede el astado como su coste y forma de traslado.
En la actualidad generalmente se realizan varias visitas a diferentes ganaderías hasta encontrar la res que más se adecue a las necesidades entre las disponibles. Dicha elección se efectúa por miembros de la comisión de fiestas convenientemente asesorados por algunos sobresalientes o entendidos en la materia. Requisito indispensable es que sea un toro que pase de la fecha de lidia, (según reglamentación taurina) de más de cinco años. El astado no debe de presentar defecto físico visible (cojera, ceguera, etc.). En cuanto al peso está en función de la casta o sangre de cada ganadería. Se busca en la elección un toro de voluminoso y ágil, más o menos trotón. Se recurre desde hace algunas décadas a ganaderías de la región principalmente (Salamanca, Valladolid, etc.) e incluso más alejadas como Madrid. En los últimos años se trata de retornar a la tradición de elegir un toro entre las ganaderías próximas a la localidad
Antiguamente para los traslados el ganado era conducido por vaqueros, que regentaban los cabestros. Los vaqueros podían ir a pie o a caballo. En estas conducciones iba delante el mayoral, con los bueyes de estribo y de cola, arropando al toro para tranquilidad pública y en evitación de accidentes. Antiguamente éste se efectuaba desde ganaderías próximas, por lo cual las dificultades se reducían sensiblemente. El astado era conducido hasta los toriles municipales
Sobre las cuentas de las fiestas acuerdan los señores munícipes los pagos siguientes en este año de 1894. “…a la Excma. Sra. Condesa Viuda de Patilla, setecientas cincuenta pesetas, precio del toro bravo que se compró y corrió anteayer víspera del Ssmo. Corpus Christi, al vaquero Eduardo Martínez treinta pesetas como gratificación por el encierro del expresado toro, y a Manuel Castro Martínez, figonero y vecino de esta Villa, setenta y siete pesetas del importe de la cena servida a los que fueron a buscar el referido toro bravo, el 22 del actual”. En 1895 se acordó el pago siguiente: “… a Agapito Fraile, de esta vecindad, de oficio vaquero, cuarenta pesetas como gratificación por el encierro de dicho toro en el mismo día, a Manuel castaño Martínez ciento siete pesetas por la comida servida a la comisión e individuos que acompañaron el día 3 del que rige, en que se trasladaron a la dehesa del Chote, término de santa Marta de Tera a elegir el repetido toro, y cena a los sujetos encargados del cuidado de los carros para facilitar el encierro la noche del 11”
Desde fines del siglo pasado con la llegada del ferrocarril a la zona existe la posibilidad de embarcar el ganado en vagones especiales, transporte al que rara vez se recurre en lo que al toro enmaromado se refiere, no así para el transporte de las reses que hubieron de lidiarse en la localidad. Posteriormente será el transporte por carretera el medio utilizado tanto por su seguridad como por la rapidez, máxime cuando en la mayoría de las ocasiones se recurre a ganaderías distantes. Este transporte se realiza en cajones de madera, convenientemente abarrotado o reforzado de hierro de trecho en trecho. Hasta hace unos años eran numerosos los benaventanos acudían a buscar al astado hasta la ganadería acompañándolo en comitiva hasta la ciudad. En la actualidad por razones de logística y seguridad este aspecto se ha modificado.
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