Los llamados “Toritos del Alba” son otro de los componentes festivos que contribuyen a aportar gran participación a la proyección y futuro de las fiestas. La vinculación de los Toritos del Alba al festejo del Toro Enmaromado es obvia. Los “Toritos del Alba” se puede decir que forman parte de un “todo festivo”, pues todos viene a ser lo misma tradición y la misma suerte taurina. En origen lo denominados “bueyes enmaromados” y posteriormente los toros y novillo enmaromados forman parte de una misma tradición secular.
Remontándonos a los orígenes del festejo del “toro enmaromado” en Benavente encontramos según la documentación que, al menos durante los primeros años en que se tiene referencia documental de la existencia del llamado “toro enmaromado del Corpus” las reses que se corrieron por las calles y plazas de la villa benaventana fueron bueyes (toros moruchos o de menor bravura) y también novillos. En determinados casos se mencionan novillos, como las reses a correr, según testimonia la documentación municipal. En ambos casos se optaría este tipo de astados en las fiestas del Corpus. Ello es comprensible, si tenemos en cuenta que para correr reses bravas se necesita cierta experiencia, por ello es deducible que durante los primeros años o décadas inclusive de la celebración del festejo se recurriese a este tipio de ganado. Hubieron de tener lugar los primeros ensayos y experiencias, recurriendo para ello a reses de menor bravura o tamaño, como bueyes o ganado morucho y novillos. Esto sucedería durante algún tiempo, sobre todo durante los primeros años o tiempos del festejo, ya que los mozos corredores, es de suponer, no estarían suficientemente adiestrados o experimentados en estas lides. Esto también con el fin u objetivo de aminorar los riesgos posibles y adquirir la destreza necesaria por los participantes. Es decir, para en su día poder “correr toros”, evitar percances, sortear las envestidas, llevar convenientemente la maroma, etc.
Para ello era necesario un adiestramiento previo que tendría como principales agentes as los propios padres y familiares, que por tradición enseñarían a sus hijos, los mozos de la casa, mediante consejos prácticos las argucias y destrezas necesarias saber cómo evitar percances y situaciones de riesgo, también para saber llevar y conducir el toro por un espacio urbanizado como son las calles de una población. Como ello se adiestra al futuro corredor con el objeto de conseguir una carrera limpia y vistosa para el disfrute de todos en general, procurando con ello que la res llegue en condiciones óptimas al lugar donde ha de ser sacrificada. Con esta escuela práctica y popular se transite a los jóvenes benaventanos sobre cómo llevar y conducir convenientemente la maroma, lo cual supone todo un arte y un ejercicio de pericia, cómo velar por el descanso de la res en las paradas que ésta realiza, etc. Como saber inveterado mantenido durante siglos de generación en generación, y por supuesto como atenerse al reglamento oficial del festejo y respetar sus indicaciones en todo momento y circunstancia.
En referencia a las reses bravas que se han corrido tradicionalmente en las fiestas de Benavente, según revela la documentación municipal, se utilizaron a lo largo de su historia y en diferentes momentos varios términos para designar al astado.
En los tratados de tauromaquia el término “buey”, aunque su empleo esté en desuso y se utilice hoy día casi exclusivamente con otra acepción, (teniendo presente siempre que nos estamos refiriendo a un vocablo utilizado y reflejado en documentación del siglo XVII). Ello es comprobable en los diccionarios de tauromaquia, como por ejemplo el Tratado Técnico e Histórico: Los Toros de D. José María Cossio (Los Toros. Tratado técnico e histórico. Tomo I, p.32) se define al buey en tauromaquia como: Designación ponderativa de la poca bravura de un toro.
De la utilización de este término de buey nos ofrecen testimonio otros autores. Ejemplo: “Cara-ancha despachó al buey de un pinchazo a paso de banderillas”. Antonio Peña y Gori, Don Jerónimo (La Lidia [1886]. Espasa Calpe. Madrid). Otro autor D. Luis Nieto Manjón (Nieto Manjón, L: “Diccionario Ilustrado de Términos Taurinos”. Espasa Calpe, Colección La Tauromaquia. Madrid- 1987), señala con respecto al término “buey”, lo siguiente: Buey, Designación ponderativa de la poca bravura de un toro. Se aplica más, su plural, bueyes. (Ob. Cit. p..88). Con referencia a los toros enmaromados u ensogados se recogen los siguientes vocablos: Enmaromado. Toro o res a la que se coloca una maroma para correrla por las calles, llevándola de forma controlada.
Debió ser durante el siglo XVIII uno de los festejos taurinos más importantes y, por ello, Pepe-Hillo dedica la última advertencia de su obra Tauromaquia a este término. “…y últimamente prevengo, que las reses enmaromadas se llamen con el mayor cuidado, porque suelen no guardar proporción en el orden de embestir, ya porque van tirando, y huyendo de la cuerda, y ya porque la pisan. Y por estos motivos son muchos los que han sido cogidos, aún por reses sencillas y claras”. Actualmente el toro enmaromado forma parte de la celebración de sus fiestas en numerosas poblaciones de España. (Nieto Manjón, Ob. cit. p.188)
Entre las definiciones sobre los diferentes tipos de astados enmaromados encontramos las siguientes:
Algunos escritores como el Duque de Rivas así lo han empleado y concretamente en su obra titulada “El Aniversario”, ofrece una descripción de este tipo de festejos en los siguientes términos: “Un buey del país, enmaromado con una larga soga”.
Con referencia a los novillos, éstos se mencionan desde muy antiguo, así en 1769 se mencionan entre las partidas de gastos al “novillo que se corrió la víspera del Corpus” y en 1790 en las condiciones para el remate del abasto de carnes se señala que “ha de dar el obligado un novillo o toro paro corrido…”. Lo cual demuestra el empleo de reses de diferente edad y bravura, pero siempre dentro de una misma motivación y contexto festivo.
Es demostrable pues que en Benavente se ha venido realizando durante décadas y de forma continuada el festejo denominado “Torito del Alba”, y que con el término “Semana Grande” se designa al conjunto de festejos organizados en torno a la festividad del Corpus, que se viene celebrando en Benavente desde hace varios siglos. La fiesta, lógicamente, se han ido incorporando en su devenir histórico, festejos y celebraciones diversas, fruto del cambio de gustos y modas. En su esencia la fiesta es en buena parte la misma, pues conserva numerosas tradiciones como expresión de la memoria colectiva del pueblo. Este entramado festivo cambia únicamente de etiqueta o denominación en aras de una mayor promoción y en consonancia con los tiempos actuales. La fiesta que gira desde siempre en torno a la celebración del Corpus y al festejo del “Toro Enmaromado”, pasa a adoptar en su conjunto la denominación de “Semana Grande”, para designar lo que es desde hace siglos el periodo festivo más arraigo y participación popular en la localidad.
Los Toritos del Alba no son pues sino una variante del toro enmaromado, en la que se realizan carreras con reses de menor bravura y tamaño. Tal es así que en la documentación municipal se mencionan en determinados casos a los novillos, como las reses a correr (según se señala en el apartado tercero del presente escrito). Ello sin duda con la finalidad de aminorar los riesgos para los jóvenes, evitar percances, sortear envestidas y ejercitarse convenientemente en la conducción de la maroma. Así pues, es indiscutible la vinculación del festejo del “Torito del Alba” al resto de la fiesta, pues sus componentes y significado son en la práctica los mismos, cambiando únicamente la edad de la res. El festejo supone también una forma de transmitir un saber inveterado mantenido durante siglos de generación en generación.
La carrera de los “Toritos del Alba” se efectúa por las calles de Benavente, discurriendo por lugar público por el que lógicamente puede transitar cualquier ciudadano. Este itinerario es fijo, es un recorrido tradicional y anunciado previamente e inalterable en su recorrido, siendo anunciado previamente tanto en los programas festivos como en los medios de comunicación. Además de ser sobradamente conocida dicha actividad festiva por todos los habitantes y forasteros que en dichos días acuden a Benavente y estando informada previa y suficientemente toda la ciudadanía de la celebración de dicho festejo a su hora, fecha y recorrido determinado. En aras de la seguridad dicho festejo se atiene a la normativa sobre espectáculos taurinos, en lo referente a medidas y dispositivos de seguridad.
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